Además de lo tangible la crisis ha conseguido que nos sintamos vividores, despilfarradores, vagos, insolidarios y parásitos, han logrado que los funcionarios critiquen a los obreros, los obreros a los parados, los parados a los jubilados, los jubilados a los enfermos, los enfermos a los médicos, etc…etc….etc..y mientras tanto esta sopa de números nos sume en un estado, de angustia, incertidumbre, desesperanza, pesimismo y ofuscamiento que, mas tarde o mas temprano, nos tocará la salud física y mental.
Desde mi diaria incapacidad para cambiar todo lo que va mal en el mundo quiero alejar de mi esos sentimientos, recuperar la capacidad de reír y pensar en positivo, como escribió BENEDETTI y cantó Serrat, quiero “DEFENDER LA ALEGRIA”, quiero defender esa capacidad casi geográfica y mediterránea de saber vivir, con lo mucho y con lo poco, saber apreciar lo pequeño y lo grande, saber mantener nuestro criterio a pesar de las modas extranjeras, es verdad que no vivimos igual que en los países nórdicos, ricos y eficientes, somos menos rectilíneos y mas barrocos,pero es que el aire de nuestras calles en primavera, el sol de nuestros atardeceres libres de nubes y la calidez de nuestros vientos, ha condicionado nuestra manera mediterránea de ser, no solo debemos reivindicar la dieta mediterránea, sino la forma de vivir alrededor de este enorme charco donde, a pesar de nuestro desorden y pese a quien pese, nació la democracia, el arte occidental y la cultura del sol y el calor.
Envidio mucho aspectos de la forma de vivir de aquellos que ahora nos enseñan a hacer las cuentas, pero si para parecernos a ellos en unas cosas tenemos que perder ciertas maneras que se han forjado durante milenios, cambiar conceptos como la familia, las relaciones personales, la manera de reír y llorar, el humor y el amor, entonces…. Pasapalabra.
Debemos afrontar esta situación con valentía, esperanza y denuedo. No vamos a volver la cara a los errores, vamos a aprender de ello y a solucionarlos, pero a nuestra manera, nadie nos va a cobrar aún por una risa, por un baile, por un abrazo o un beso, y son valores tan necesarios ahora como ajustar el déficit o la prima de riesgo. Es totalmente cierto que estas culturas tan prosperas no hubieran soportado una tasa de paro y empobrecimiento tan brutal porque sus lazos personales y familiares no son tan fuertes como los nuestros, aquí, para afrontar la caída, los hijos se apoyan en los padres, y en los hermanos, y viceversa. Estos lazos, fuertes y elásticos fueron creados por la cultura mediterránea y son parte de nuestro problemas y nuestra solución.
No es bueno que nos apoquemos, arruguemos y creamos que nuestra forma de ser no tiene futuro. Sonreír no es fácil pero imprescindible para seguir siendo pueblo, sonreír a pesar de los pesares, reír a pesar de las dificultades, ahora mas que nunca hay que transmitir alegría. Defendamos pues la alegría.
Saludos Okawango.