martes

DESAMAR

Desamar es olvidar….y yo no puedo.

Es desliar el ovillo del recuerdo,
es perder las nociones de tu cuerpo,
comprender al fin y sin sonrojos
que las cosas que un día nos movieron
son recuerdos que brotan de mis ojos.

Desamar es desvestir aquellos labios,
despedir la evidencia de tu sexo,
carecer de lo joven y lo viejo,
es perder la violencia de un abrazo
y volver al vacío del espejo.

Desamar es desarmar mis mil sentidos
deslealtad con mi corazón empecinado
amar y desamar son dos caminos
Con la misma dirección pero enfrentados
por repartir los recuerdos cosechados.

Desamarte es imposible y suicida,
es arrojarse a un mar embravecido
por las olas que remueven mi querencia.
Desamarte es desamarse a uno mismo
y perder mi orgullo y tu paciencia.

Desamarte nunca será una aventura
como fue descubrirte y adorarte,
como fue hacerme tuyo y abandonarme,
Será un trabajo peligroso e inseguro
en un mundo injusto y sin consuelo.

Porque desamar es cruel, es inhumano,
es morir por morir cada minuto,
es vivir sin vivir siendo discreto
y mirarte fingiendo una sonrisa,
desoyendo tu verdad y mi secreto.

Desamar es olvidar….y yo no quiero.


Okawango

jueves

CUIDATE Y LUCHA LUCIA

Escribo esta entrada desde el dolor, desde la desesperanza de quien ve como la crisis hace mella en su familia, la de la foto es mi hija Lucía (el otro soy yo), la foto la hicimos ayer después de cenar juntos en una noche de despedida. El próximo martes la llevaré a Málaga para tomar un vuelo hacia Bristol (U.K.) donde intentará “buscarse la vida”.


Este viaje es una consecuencia evidente de la crisis, después de años de sacrificio de su madre y mío, después de años de estudio para conseguir un título y un Master y ante las nulas perspectivas de encontrar algo en que trabajar, ella y tres compañeras intentarán la “aventura Europea”.

No llevan trabajo concertado y apenas una habitación donde dormir, el plan es buscar trabajo de lo que sea, que les permita vivir y estudiar el idioma, para optar a hacer valer su titulación en Trabajo Social, inútil ahora en un país como el nuestro donde el próximo domingo triunfará la derecha que propone los recortes sociales y laborales como aceite de ricino para salir de la crisis.

Mis 32 años de trabajo no me permiten darle a mi hija aquello que mi padre buscó para mí, un puesto de trabajo. Me avergüenzo de la situación porque, no nos engañemos, somos nosotros, los de mi generación los que hemos permitido que esto ocurra, no podemos mirar hacia otro lado, no podemos culpabilizar al sistema que es tan defectuoso ahora como hace años, pero acomodados en la “ficticia” abundancia preferimos entonces no “mojarnos” , no implicarnos en las reformas necesarias. Ahora vemos que a nuestros hijos solo le podemos ofrecer el "destierro" o las penurias de un trabajo mal pagado y hacemos estación de penitencia detrás de los “indignados” seguros de los errores existentes pero sin la convicción de poder solucionarlos.
Buena suerte Lucía, Cuídate y lucha.


Saludos Okawango.